formaciones a modo de islotes paralelos a la costa, trazos enrocados de una costa perdida por los envites de la mar que se enredó con el tiempo para hacer maravillas en el paisaje. Moles milenarias que nos recuerdan y avisan que el planeta esta vivo, cambia, muta y se adapta invitándonos a imitarlo...
Seguimos disfrutando ahora con un espacio bajo con la Picota al fondo: el arenal de Liencres, la ría del Pas y la playa de Mogro al otro lado de esta. Playas y espectáculo que disfrutamos y rogamos que siga siendo perpetuo sin que osemos alterar su ecosistema natural.
Vuelve la costa a elevarse y a recrearnos con nuevos islotes que la protegen: Solita, Casilda, Pasiega, Segunda y la imponente De los conejos. Las pasamos despacio, admirándolas hasta tener a Suances a la proa construida en la ladera este de un cabo que la proteje de las borrascas y con la ría de San Martín que se hace mar a sus pies.
Tenemos las islas a babor y la ría a proa. La marea esta a medias y el calado puede ser escaso para llegar al pequeño puerto pesquero. No vemos barra, aunque algunas olas saltan barriendo sin gran interés la baliza de demarcación de entrada. Cuando hay ola, "barra", todos los entendidos y las guías desaconsejan el intento de entrar pues es fácil zozobrar.
-Me aproo y bajas la mayor
-¡Preparada!¡arranca antes el motor!
-¡Ahora!
Tiro con fuerza e intensidad del cabo de arriar la vela y suelto a la vez del tirón la driza de la mayor y en dos gestos la vela se acuna sobre la botavara guiada por la rapidez del movimiento, la corrección de la proa al viento y los laisse jack que la dirigen sin que se enrede. Viramos manteniendo el Génova y cogemos viento hacia la entrada. A babor la baliza roja y el muro, a estribor el arenal del playón de Suances asomándose bajo el agua.
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Vídeo de la entrada aquí |
-¡Atenta, hay que entrar con arrancada para pasar bien la ola!
-¡Acelera! ¡No tanto!
-¡Entramos!
Hay un no se qué de placer químico, un chute de neurotransmisores que te alegran y motivan al comprobar que la maniobra nos acerca al puerto sin contratiempos.
¿Sin contratiempos?... el puerto es de pescadores y es pequeño. Hay un par de pantalanes de recreo a babor pero carecen de un atraque de "cortesía".
Nos abarloamos a un pesquero no muy grande y tras terminar de poner defensas y amarras por el seno, un joven que se identifica como el patrón, nos alerta de que saldrá a la mar de madrugada, a las 4 am. Nos sugiere cambiar de amarre al costado de otro pesquero que no saldrá tan pronto en el muelle colindante sur.
-Suelta primero la popa que el viento nos abate
-Cuidado: no hay calado por proa
-¡Atenta a la motora de estribor!
-Pon una defensa grande a la altura del cintón por babor, doy la vuelta y nos acercamos por esa borda
Me descuelgo sujeta a los obenques amarra y bichero en mano y dispuesta a saltar a la regala del pesquero
-¡Atrás! ¡atrás! ¡vira! ¡tiene un acero que sobresale medio metro por la borda, nos acuchillará de proa a popa!
-¡Es un instrumento para largar las redes!, puede recogerse... (nos grita el patrón desde su barco) ¡Tarde, vamos rápido, no hay espacio, no da tiempo!
-El motor ruge atrás, adelante... ¡el pesquero de popa! ¡el de proa! ¡cuidado! ¡el bichero! ¡Casi!
La maniobra ha sido de infarto, Luis ha mantenido el temple y yo he utilizado el bichero a tiempo. No hay daños pero seguimos en mitad del puertuco, sin visos de poder atracar.
-¡Hay un espacio en el deportivo! Finalmente conseguimos amarrar allí sin sobresaltos.
La noche fue para olvidar. Entradas y salidas de pesqueros... motores que gruñen, voces sobre aparejos y al amanecer el guarda muelles que nos invita a irnos porque allí no se puede estar.
Salimos de nuevo por la barra con marea alta. Conejera nos despide solemne bajo el brillo de la madrugada y decidimos, salvo emergencia, no volver por Suances.
De Suances a Comillas 12 M; de Comillas a san Vicente 5M y de San Vicente a Tina Mayor 6M más. Total 23M. El día esta en calma, la mar seguía sin ola, el sol sin velos ni nubes y el momento para entrar a la ría era a las 6 pm, porque es marea alta. Ibamos sobrados de tiempo considerando el madrugón.
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Pesca con palangre |
Pasamos la punta del Dichoso y su faro. Dejamos el barco al pairo para disfrutar de un baño que espabila, bueno un cole, y seguimos costeando.
La costa ahora vuelve a ser escarpada y guarda calas de arena blanca: los Locos, la tabla, Sta. Justa, el Sable, y punta bellota que no deja verse... navegamos lento, pausado, con la misma bruma de ayer.
-¡Cóbreces! se ve el monasterio
-¡Comillas, al oeste!, se ve el seminario
¿Largamos una cacea? Vale, nunca hemos pescado desde el barco.
Nos hemos cruzado con varios palangres y tenemos a la vista dos pesqueros. Siempre hay que ir oteando por que la mar que parece vacía, puede contener sorpresas. Largamos el sedal y seguimos costeando.
Hemos perdido de vista el cabo de Suances y se perfila el de San Vicente. Comillas y su costa de través van saliendo de la bruma, el cielo ya es azul y se agradece el
Bimini...
Mediodía y el perfil de Tina Menor se dibuja por la amura de babor. Los acantilados comprimidos y de forma diversa están a nuestra vista.
-¡Un tirón!, otro, otro y ¡otro!
-Pican!
Si. Un pez. Un chicharro de 60 cm. que terminó lamentablemente para el, en la sartén de la cardan. Fue un festín que agradecimos a la mar y que nos ayudó a pasar las 2 h. que quedaban para la pleamar.
-¿Aquel faro?
-¡Asturias! el de San Emeterio, cerca de la cueva del Pindal. La Tina aún no se ve, se confunde con la orografía entre la punta de la Tina (Asturias) y la punta de la Barrera (Cantabria).
Tina Mayor a penas se ve desde aquí, ¿ves el camping?
-Allí no hay entrada
-Si, al acercarnos se va viendo...
-¿Vamos?
-Faltan dos horas para la plea... ¡venga lo intentamos, no hay ola!
Nos acercamos despacio, saboreando el recorrido, las puntas, la costa, la imperceptible ría...
Las banderas de Cantabria (el Lábaro) y la asturiana ondean en el mástil de estribor, el oficial, solemnes. Arriamos velas, no hay viento. Todo está impregnado de quietud.
A motor nos vamos acercando de proa a la Tina. Poco a poco aparece la entrada de la ría. Poco a poco la magia del momento empapa barco y tripulación. Deslizándonos, destilando emoción y prudencia, el Narval se centra ante la Tina. El Deva se sala en ella y la mar nos entra dulcemente entre sus dos muros naturales de Asturias y Cantabria. Las cuevas de punta Barrera están a la vista añadiendo aún mas belleza al momento.
-¡A babor! ¡roca por estribor! ¡mas!
¡10 grados!
Voy a proa, atenta y con bichero
-Aproxima al Pedrero...¡No tando! ¡no hay fondo!: ¡a estribor!
-Hasta las balizas. Cuidado hay rocas.
-¡A babor! Un tronco hundido a proa
-¡Pasamos a 0,5m según la sonda!
-No veo el fondo, hay reflejos...
Al fin estamos de través ante el pequeñísimo puerto de Bustio. Un paisano amablemente nos indica dónde amarrar. El muelle esta lleno de pesqueros. Aquel no sale mañana...
Esta vez sí: largamos cabos, ponemos defensas, aseguramos el amarre.
Paz
Un par de gaviotas
Surge una brisa de pronto que me envuelve, caracolea por mi pelo y se escapa...
Dos mariposas blancas
Salta un pez
Un lugar eterno.
La noche fue en calma y la primera
marea nos devolvió al Cantábrico sin problemas y sin viento. 48 M con la mar como un cristal.
A Santander cansada pero renovada.
He vuelto.