Pandemia:14 de Marzo.

Es viernes. LLego al puerto para arranchar. Se ha decretado el estado de alarma a partir de mañana... nos llega un virus por el este desconocido y virulento, que ya azota china e Italia entre otros países. El marinero estaba haciendo lo mismo 





















con La Diosa Maat y su Marivela. Hace NE fuerte de unos 20 kts. El sol aún está alto. Acaban de limpiar el refrigerador del motor del Narval que se había atascado. Tengo que cambiar dos patines de la mayor que se rompieron. En eso estoy cuando bajó el viento 
-¿Una corta capitana?
-¡Vale!
Brisa suave, marea alta, la mayor sube con brío y pide aflojar el pajarín para abombarse y el Génova se despliega como las alas de una mariposa. Escoramos levemente con el NE y nos deslizamos a la 12, la 10. Un bordo.
-Mira el páramo-
Nunca ví tantas motoras pescando: ¡más de 40!
La tarde parece solemne, el viento sigue suave pero nos da para 3 kts. Fondeamos en la Güeratras dos bordos. Brindamos. sabemos o creemos saber lo que viene ya que hace dos semanas que de Italia nos ha estado llegando coronavirus (COVID 19) en las fauces de turistas, vuelos a Milan, Erasmus...
Le explico al marinero que va a ser la última salida en tiempo. Se ríe. 
-¡Se pone el sol, trs Peñacastillo!-
El disco naranja intenso, se deja mirar, la montaña esta oscura, casi negra como el temor...
-¡Un rayo verde!-
El sol se despide con un rayo verde. Un punto esmeralda sobre el negro del temor. Un suspiro de esperanza. Un guiño de futuro.
Estamos a la altura de Capitanía y viramos a babor, al Sur, a puerto, a vela,  suave y melodiosamente a ritmo de proa y agua, de brisa y mar.

Atracamos con el manto de la noche ; esta vez me pregunto ¿cuándo amanecerá?.
Me despido de Narval con un guiño, y vuelvo a casa por una ciudad vacía, silenciosa, contenida. Vuelvo desde el pasado hacia la incógnita del futuro. ¡Salud siempre!