Amanece. Tras el portillo de proa saludan dos banderas batiendo alegres sus colores: sol y viento de nuevo.
Salimos a vela a un Cantábrico ya Golfo (de Vizcaya) en su momento de mar auténtico pues venían olas con mar de fondo (alta y con toca blanca de espuma y brincando en marejadilla - marujada contenida-).
Os diré que viaja con nosotros un marinero muy especial: el piloto automático que no solo no se distrae si no que hace la navegación más cómoda y rápida.
Así disfrutamos del bamboleo de la ola, del sol y la costa que de nuevo vuelve a ser fantástica con esta luz de la mañana.
Arranchamos todo a son de mar por que lo que no va trincado se cae, golpea o se rompe.
Hasta aquí el primer tercio de las 20 millas previstas. Frente a San Sebastián el viento aumenta de 9 a 10 nudos, 18,19,20... Las olas se encrespan hasta ¿3 metros? y mirando por popa los valles que dejan impresionan, pero las crestas de espuma, impresionan aún más.
Vamos a unas 3 millas de la costa. Un velero de 14 m. ha roto el Genova. Pasamos de 6 nudos y Luis decide acortar el Genova, recoger vela para pasar de crestas a valles con mejor control del timón. El enrollador se atasca y no va. Hay que ir a la proa. Ambos actuamos rápido y con acierto. Un respiro. Pero el viento ruge en el palo, 21, 22... Tratamos de consultar la predicción pero Google no ayuda y nos da la información de Gijón. Cogemos un rizo. Bien pero insuficiente por que seguimos volando.
"Me aproo y bajas la mayor" grita Luis (¿aproarse al viento con esas olas y ese viento?), tiro del cabo de ayuda de arriar la mayor y la vela cae como un tiro a su cuna sin tenernos que aproar del todo. ¡Que alivio!
Así solo con un poquito de Genova, las banderas cimbrean rabiosas al borde de la rotura. No hay amparo: el puerto de Pasajes a Luis le parece peligroso con estas olas. Así que decide que hay que correr el temporal, bueno, la situación, y llegar a Hondarribia. Nos quedan 12 millas, 2h 30 si mantenemos 4/5 nudos y así estuvimos, haciendo "cuchareo", trincados para no caernos con el bamboleo y con cara de ¿quien dijo miedo? o " si tu puedes yo puedo".
A las 4 pm, enfilamos la ría del Bidasoa. No nos barrio ninguna ola y tras echar un baile en la bañera del Narval al son de " 100 gaviotas donde irán", nos fuimos a cenar un pescado. Que experiencia. Será por mar.
Nota
Al llegar nos esperaba Poncho el torrero del faro de Pasajes. Fue un agradable encuentro y quedamos invitados a visitar su faro a la vuelta. Pero esa será otra historia..
Nota 2
Este día no voy a olvidalo. Es que....es el cumpleaños de mi hermana😝
Fotos (escasas dadas las circunstancias), aquí.
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